Aparece en individuos de piel clara que hacen fácilmente visible los vasos sanguíneos. Puede aparecer sin  un estímulo desencadenante. Aparece de forma instantánea y se acompaña de sensación de turbación, calor en cara, hormigueo y, eventualmente, confusión mental. Puede causar conductas de evitación o ser un síntoma específico de la fobia social, no asociado a otras formas de trastornos de la ansiedad. Provoca una sensación de vergüenza y frecuentemente va seguido de malestar anímico. La vida social y profesional de los afectados es complicada ya que muestran enrojecimiento facial en situaciones tan cotidianas como un encuentro en la calle con unos amigos u otras situaciones habituales.