Con el paso de los años, las arrugas se convierten en una de las principales preocupaciones estéticas tanto en hombres como en mujeres. Las más visibles suelen ser las que aparecen en el tercio superior del rostro, es decir, las arrugas de la frente, entrecejo y el contorno de los ojos, conocidas como patas de gallo. Aunque estas líneas son parte del proceso natural de envejecimiento, su presencia puede cambiar notablemente la expresión del rostro, haciéndolo parecer más cansado, serio o envejecido de lo que realmente se está.
Estas arrugas no aparecen por casualidad. Su origen se encuentra en la combinación de movimientos faciales repetitivos, pérdida de elasticidad y colágeno, deshidratación de la piel y exposición constante al sol sin la protección adecuada. Además, los gestos cotidianos, como fruncir el ceño, levantar las cejas o entrecerrar los ojos al reír, hacen que los músculos faciales trabajen constantemente, formando líneas de expresión que con el tiempo se fijan de forma permanente.
Hoy en día, muchas personas —especialmente hombres que hace solo unos años no consideraban estos tratamientos— están optando por soluciones no invasivas para suavizar estas arrugas sin alterar su apariencia natural. Esta tendencia refleja un cambio de paradigma: el cuidado estético ya no se asocia con vanidad, sino con bienestar, autocuidado y salud emocional.
Tratamientos estéticos para rejuvenecer el tercio superior del rostro
Entre los procedimientos más solicitados en medicina estética facial, destacan los tratamientos para suavizar las arrugas de expresión en la frente y entrecejo. El más popular es, sin duda, la aplicación de neuromoduladores, que actúan relajando los músculos responsables de las líneas faciales. Este tratamiento, realizado en consulta en menos de 10 minutos, permite mantener una apariencia natural, sin perder expresividad y con resultados visibles en pocos días.
Además, existen alternativas o tratamientos complementarios que pueden potenciar los resultados:
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Ácido hialurónico: se utiliza para rellenar arrugas más profundas, especialmente aquellas que ya no desaparecen cuando el rostro está en reposo. Además de su efecto de relleno, hidrata y mejora la elasticidad de la piel desde el interior.
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Mesoterapia facial: mediante microinyecciones se introducen vitaminas, antioxidantes y ácido hialurónico no reticulado, lo que revitaliza la piel, aporta luminosidad y previene la aparición de nuevas arrugas.
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Radiofrecuencia fraccionada o láser CO2: estas tecnologías trabajan estimulando la producción de colágeno, mejorando no solo las arrugas finas, sino también la firmeza y textura general de la piel.
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Hilos tensores: indicados en casos donde las arrugas se acompañan de flacidez. Ayudan a tensar la piel y redefinir el contorno facial sin cirugía.
El éxito de estos tratamientos radica en su capacidad de adaptarse a cada paciente, tanto en tipo de piel como en edad, expresión facial y objetivos estéticos. Muchos profesionales combinan varias técnicas para obtener un resultado global más armónico y duradero.
Prevención, hábitos y cosmética: aliados del tratamiento médico
Los tratamientos médicos tienen un mayor impacto cuando se complementan con buenos hábitos de cuidado diario. La clave está en mantener una rutina constante que refuerce la salud de la piel desde casa. Esto incluye:
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Limpieza suave para evitar la acumulación de impurezas.
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Hidratación diaria con productos adaptados al tipo de piel.
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Protección solar de amplio espectro todos los días del año, incluso en invierno o en días nublados.
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Cosmética activa: productos que contienen ingredientes con eficacia probada como el retinol, los antioxidantes (vitamina C y E), el ácido hialurónico, los péptidos o el bakuchiol.
Para quienes buscan resultados más completos, estos productos pueden utilizarse entre sesiones de medicina estética para prolongar y mantener los efectos conseguidos.
Es importante destacar que el cuidado de la piel no es exclusivo de un género. Cada vez más hombres acuden a consultas estéticas con el objetivo de mejorar su apariencia de forma sutil. En estos casos, los especialistas adaptan las técnicas para mantener rasgos masculinos, respetar la anatomía facial y evitar resultados artificiales.
En definitiva, cuidar las arrugas del entrecejo, frente y contorno de ojos no solo mejora la estética, sino también la percepción que tenemos de nosotros mismos, ayudando a proyectar una imagen fresca, serena y saludable. Para quienes buscan resultados efectivos y asesoramiento profesional, centros especializados como la clínica Idermic de Terrassa ofrecen tratamientos de vanguardia en medicina estética facial, combinando tecnología, experiencia médica y atención personalizada.