Se han realizado en Barcelona unas jornadas médicas internacionales sobre las innovaciones en la medición y efectos de los metales pesados para el diagnóstico y tratamiento. Son conocidos sus efectos nocivos para la salud por la intoxicación de metales pesados y carencias minerales, de gran prevalencia en nuestro entorno y causa muy frecuente de numerosas patologías neurológicas.
Existen técnicas de diagnóstico y seguimiento clínico revolucionarias, rápidas, indoloras y precisas, como la espectrofotometría para el examen de los tejidos que pueden estar intoxicados por metales pesados o por carencias de minerales y otros oligoelementos. Otra técnica de evaluación es el mineralograma que consiste en examinar porciones de cabello mediante espectrometría de vapores al frío, la excreción en el cabello del paciente representaría la exposición a los tóxicos en los últimos 3 meses.
Cómo medir y reducir la presencia de metales pesados en el agua
Los más susceptibles de estar presentes en el agua de consumo humano son el mercurio, níquel, cobre, plomo y cromo. La medición de los metales pesados en aguas y en alimentos se puede llevar a cabo por diferentes técnicas. Una de ellas es la Espectrofotometría de Masas con Plasma de Acoplamiento Inductivo, para la que se utiliza un equipo de última generación. Esta técnica es muy precisa y fiable, con bajos límites de cuantificación.
Cómo se detectan los elementos contaminantes del aire
En Barcelona se mide la calidad del aire en cinco niveles que van desde una calidad buena hasta una muy mala, a través de 11 estaciones de control (urbanas, suburbanas y de tráfico) que detectan los principales contaminantes en cada punto de la ciudad.
Barcelona es una ciudad propensa a sufrir elevadas concentraciones de elementos contaminantes en el aire debido a su clima mediterráneo, a la actividad industrial y sobre todo al volumen de tráfico que se concentra en la ciudad.
Los gases NO2 (dióxido de nitrógeno) y las partículas PM10 son los principales elementos invisibles que se encuentran en el aire de la ciudad, relacionados directamente con la circulación de coches de combustión.
No es fácil establecer la vía de entrada para la medición y efectos de los metales pesados en los alimentos
- Los metales pesados presentes en los alimentos, y en concreto el mercurio en las especies marinas mayores y más longevas, han saltado recientemente a la luz pública por la recomendación de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) de limitar su consumo.
- Un equipo de investigadores de la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona (ESAB), de la UPC y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demuestra que hay diferencias significativas en función del tipo de hortaliza, siendo los tomates los que tienen unas concentraciones más elevadas de metales pesados y de contaminantes orgánicos. El estudio ha analizado y comparado los niveles de contaminantes en hortalizas de dos parcelas periurbanas, regadas con agua del río Llobregat, y de una tercera situada en el Parc Natural del Garraf, regada con agua de pozo. El agua del río Llobregat transporta agua regenerada procedente de Estación Depuradora de Agua Residual (EDAR). Los investigadores han analizado la presencia de contaminantes en las partes comestibles de lechugas, tomates, coliflores y habas de las tres parcelas seleccionadas. Las conclusiones del estudio se han publicado en la revista Environment International.
- No es fácil establecer la vía de entrada de los contaminantes, pero parece ser que las hortalizas cultivadas cerca de la ciudad están más expuestas a la contaminación química que las cultivadas en zonas rurales. Aunque en todas las mediciones se han detectado niveles inferiores a los permitidos de contaminantes orgánicos y metales pesados, no debemos olvidar el efecto acumulativo de la ingesta de estos tóxicos en nuestro organismo porque aunque los niveles de los tóxicos estén dentro de los permitidos en cada medición lo que es perjudicial para la salud es que una vez los hemos ingerido, si no se tratan convenientemente, no se metabolizan (son bioacumulativos) y se van acumulando hasta generar un problema de salud precisamente entre las personas que creían estar haciendo una dieta más saludable.
- Entre los compuestos detectados en los vegetales, están la carbamezapina (fármaco anticonvulsivo para tratar la epilepsia), el bisfenol A (un plastificante), el plomo o fungicidas de uso agrícola como el dimetomorf.
La medición y efectos de los metales pesados en los pacientes con TEA
El Autismo, conocido también como Trastorno del Espectro Autista (TEA), se puede definir como una alteración del neurodesarrollo, encontrándose en la literatura múltiples teorías sobre sus posibles causas, entre las cuales se encuentran causas de origen genético además de factores inmunológicos y ambientales.
Dentro de los factores ambientales se habla de la intoxicación con metales pesados como lo son plomo (Pb), mercurio (Hg) y aluminio (Al), frecuentemente encontrados en los pacientes con TEA y relacionados con las alteraciones neurológicas que ellos padecen.
La enfermedad de Wilson
La enfermedad de Wilson se caracteriza por una alteración en el metabolismo del cobre que ocasiona su acúmulo en diferentes tejidos, principalmente hígado, núcleos basales y córnea. Los principales síntomas suelen ser hepáticos en las primeras fases de la enfermedad y neurológicos o neuropsiquiátricos en estadios más avanzados.
Los pacientes intoxicados por un exceso de plomo en el organismo acuden a los servicios de salud por dolor abdominal, astenia, cefalea irritabilidad, dificultad en la concentración y estreñimiento, entre otros. El diagnóstico de la intoxicación suele ser difícil, ya que el cuadro clínico es sutil y los síntomas inespecíficos. En cuanto a los análisis de laboratorio toxicológico se prefiere usar el análisis de plomo en sangre y la zinc-protoporfirina.