Muchos estudios han demostrado ya que el tabaquismo es causa de muchas enfermedades, muchas de ellas cardiovasculares y respiratorias. La Organización Mundial de la Salud ha confirmado que la adicción al tabaco es la primera causa de muerte prematura en todo el mundo, y es causa, en Europa, de 1,2 millones de muertes al año. Además, el tabaquismo está relacionado con casi una treintena de enfermedades, entre ellas varios tipos de cáncer.
Todos estos datos se adjudican a las personas fumadoras y adictas al tabaco, pero el tabaco también tiene consecuencias negativas para las personas que inhalan el humo aunque no fumen, es decir, los fumadores pasivos. La exposición al humo del tabaco, lo que se conoce como tabaquismo pasivo, también afecta a la salud, y se ha comprobado que lo hace de forma especial en las mujeres.
Según un estudio realizado por el Instituto del Cáncer Roswell Park en Buffalo (Estados Unidos), el tabaquismo pasivo causa un mayor riesgo de infertilidad en las mujeres y puede ser causa también de una menopausia precoz, porque el humo del tabaco puede alterar los niveles hormonales femeninos. Los resultados de este estudio se han publicado en la revista Tobacco Control, y se ha demostrado que las mujeres que tienen un contacto más o menos constante con el tabaco, aunque no sean fumadoras, encuentran más problemas para quedarse embarazadas y presentan más probabilidades de iniciar la menopausia antes de los 50 años, frente a las mujeres que no han fumado nunca y las que no sufren tabaquismo pasivo.
Para este estudio se analizaron los datos de un total de 88.732 mujeres de entre 50 y 79 años que estaban inscritas en el Observatorio de la Salud de la Mujer, entre 1993 y 1998. De la muestra del estudio, el 15% tuvo problemas de fertilidad (ya que tardaron en quedarse embarazadas más de un año) y el 45% de las mujeres tuvo la menopausia antes de los 50 años. En comparación con las mujeres que no habían fumado nunca, los investigadores también observaron que las que alguna vez habían sido fumadoras tenían un 26% más de probabilidades de tener una menopausia precoz (de media la iniciaban dos años antes que quienes no fumaban) y eran un 14% más propensas a sufrir infertilidad.