Al igual que ocurre en etapas como la menopausia, el posparto provoca una serie de cambios hormonales profundos que pueden impactar de forma directa en la salud íntima femenina. Aunque se trata de procesos distintos, ambos comparten síntomas como la sequedad vaginal, el dolor durante las relaciones sexuales y la pérdida de elasticidad en los tejidos. En el caso del posparto, estas alteraciones suelen ser temporales, pero pueden prolongarse o agravarse si no se abordan adecuadamente.
El periodo postnatal es una etapa de transformación física y emocional en la que es frecuente experimentar molestias en la zona íntima. Estas sensaciones, aunque comunes, a menudo se silencian o se normalizan, impidiendo una recuperación plena del bienestar. A continuación, se describen las principales causas de la disfunción vaginal posparto, cómo identificar sus síntomas y qué opciones de tratamiento existen para recuperar la funcionalidad y la calidad de vida.
Causas del malestar vaginal posparto
Durante el embarazo y especialmente tras el parto, el organismo de la mujer atraviesa una serie de ajustes que pueden repercutir directamente en la salud íntima. Uno de los factores más determinantes es la disminución del estrógeno, particularmente durante la lactancia, lo cual provoca una pérdida de hidratación en las paredes vaginales, reducción de la elasticidad y aumento de la sensibilidad.
A esto se suma el impacto físico del parto, que puede incluir lesiones en el periné —como desgarros o episiotomías— y una distensión importante de los músculos del suelo pélvico. Estas modificaciones pueden derivar en síntomas como incontinencia urinaria, sensación de presión pélvica o pérdida de placer durante las relaciones íntimas.
En paralelo, el estrés, el cansancio acumulado y los cambios en la percepción corporal también juegan un papel en el desarrollo o agravamiento de estas molestias, dando lugar a un cuadro multifactorial que requiere atención personalizada.
Señales de alerta y cómo identificarlas
La aparición de ciertos síntomas en las semanas posteriores al parto puede ser indicativa de una alteración vaginal funcional. Algunos de los más comunes incluyen sequedad persistente, molestias durante las relaciones sexuales, dificultad para retener la orina o sensación de debilidad en la zona baja del abdomen.
Aunque muchas mujeres consideran estas molestias como parte natural del proceso postnatal, es importante diferenciar lo que es una recuperación normal de lo que puede requerir intervención médica. Si los síntomas se prolongan, interfieren con la vida cotidiana o generan incomodidad emocional, es recomendable consultar con un profesional de la salud para una evaluación ginecológica o del suelo pélvico.
Una valoración especializada permitirá identificar la causa concreta y definir el tratamiento más adecuado, evitando que estos trastornos se cronifiquen o impacten negativamente en la autoestima y en la vida en pareja.
Posparto: opciones de tratamiento para recuperar la salud íntima
Recuperar la funcionalidad vaginal tras el parto es posible gracias a un abanico de tratamientos que abarcan desde lo físico hasta lo hormonal y emocional. Estas estrategias permiten no solo aliviar los síntomas, sino también mejorar la calidad de vida de forma integral. La clave está en una atención personalizada que contemple el tipo de parto, los síntomas específicos y si la mujer se encuentra en periodo de lactancia.
Hidratantes y lubricantes vaginales
Uno de los primeros pasos para combatir la sequedad vaginal —uno de los síntomas más frecuentes— es el uso de geles hidratantes de uso intravaginal, que favorecen la regeneración de la mucosa y mantienen la zona hidratada. Suelen contener ingredientes como ácido hialurónico, aloe vera o extractos calmantes, que ayudan a reparar el epitelio vaginal dañado por los cambios hormonales.
En paralelo, los lubricantes íntimos de base acuosa son útiles para mejorar el confort durante las relaciones sexuales. Es importante optar por productos sin perfumes ni parabenos para evitar irritaciones. Estos tratamientos son seguros, fáciles de usar y compatibles con la lactancia.
Terapia hormonal local
Cuando la sequedad o el dolor persisten, puede recomendarse estrógeno tópico en óvulos o cremas vaginales. Este tratamiento actúa directamente sobre los tejidos vaginales, restaurando su grosor, elasticidad y lubricación natural. Al aplicarse localmente, tiene mínima absorción sistémica, por lo que es generalmente compatible con la lactancia, siempre bajo la supervisión de un ginecólogo.
En algunos casos, se valoran también opciones como el DHEA vaginal o moduladores selectivos de receptores estrogénicos, aunque su uso depende del contexto clínico y la aprobación sanitaria en cada país.
Fisioterapia del suelo pélvico
La fisioterapia especializada en suelo pélvico es uno de los tratamientos más eficaces para los trastornos vaginales tras el parto. Se dirige a la recuperación de la fuerza muscular, la continencia urinaria y la sensibilidad íntima.
Incluye técnicas como:
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Ejercicios de Kegel guiados, para tonificar la musculatura perineal.
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Biofeedback, que permite visualizar en tiempo real cómo se contraen los músculos y aprender a activarlos correctamente.
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Electroestimulación, en casos de debilidad severa, para restablecer la conexión neuromuscular.
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Terapia manual, enfocada en liberar adherencias, trabajar cicatrices o relajar tensiones internas.
Este abordaje suele iniciarse a partir de la sexta semana posparto, tras valoración médica, y puede combinarse con tratamientos médicos o sexológicos.
Reeducación sexual y apoyo emocional
Las disfunciones íntimas no son solo físicas. El posparto también puede afectar la percepción corporal, el deseo sexual o la relación de pareja. Por eso, la reeducación sexual y el apoyo psicológico desempeñan un papel fundamental.
Las sesiones con profesionales en sexología o psicología clínica pueden incluir:
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Técnicas para reconectar con el cuerpo.
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Educación sexual postnatal.
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Terapias para superar el miedo al dolor o al contacto íntimo.
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Estrategias para fortalecer la comunicación en pareja y recuperar la intimidad emocional.
Este abordaje global es especialmente útil cuando hay componentes de ansiedad, inseguridad o desmotivación que interfieren con la recuperación física.
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